Frente a los recortes, autogestión.

Se consideran hijos de la crisis porque el modelo de la opulencia se está demostrando inviable. Y, en general, están hermanados con movimientos de arraigo ciudadano como los indignados del 15-M. La Tabacalera en Madrid, La casa Invisible en Málaga, TRN en Granada o Hangar en Barcelona, son unos cuantos ejemplos de que el final de la cultura de la subvención no tiene por qué paralizar la actividad cultural. Eso sí, estos centros no tienen en su horizonte el número de visitantes ni el precio de sus obras. Conceptos como los bancos de tiempo y el trueque de conocimientos son sus activos más importantes y con ellos consiguen que los artistas cuenten con los medios imprescindibles para ejecutar sus proyectos.

Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/16/actualidad/1331927943_190863.html

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